En 2010 fue actriz en “A puerta cerrada”... ojos bien abiertos de Jean Paul Sartre; en el Teatro Korinthio de Buenos Aires interpretando el personaje de Inés.
http://www.apuertacerradaojosbienabiertos.blogspot.com.es
/www.alternativateatral.com/obra17563-a-puerta-cerrada-ojos-bien-abiertos
CRITICA N°1
Por: Miriam Alvarado
Calificación: ★★★
CRITICA N°2
Por JULIO STELLA
CRITICA N°3
A PUERTA CERRADA- J P SARTRE JULIO2010
Muy bueno Jean Paul Sartre + sangre latina
Por María Inés Senabre
mmancuso@alrededoresweb.com.ar
Por Mariano Mancuso
Lis Rivas dirige una potente versión del clásico teatral de Jean Paul Sartre, A puerta cerrada. Apoyado en certeras actuaciones, es una buena opción para revisar el psicológico infierno sartreano de reproches, pecados, ruegos y libertad.El Korinthio Teatro nos abre los caminos al territorio de Hades. Lis Rivas, a cargo de la dirección y la adaptación –junto a Melisa Pussetto- nos guía con una dureza intimidante, en el papel de El mozo, hacia el mismísimo infierno. Abre la puerta y luego la cierra para dejarlos dentro de la clásica obra teatral existencialista de Jean Paul Sartre.
En el largo silencio del preludio vamos entrando en clima. La puerta se vuelve a abrir, llega Garcín (Pablo Mingrino) y la historia que conocemos comienza. El publicista desnuda sus miedos ante el acomodador de Lucifer. Le habla del infierno que todos tenemos en mente, el físico, el de las brazas, los pinches y la sangre, y rápidamente comenzábamos a darnos cuenta que no todo es como nos lo cuentan.
Luego llega Inés (Marcela Santanocito) y también Estelle (Flavia Vitale). Y ahí, en la cerrada habitación sin ventanas, los tres darán vida a su infierno personal. Los pecados del publicista, de la lesbiana y de la dama de alta sociedad se cruzan, se multiplican, se justifican, se esconden y se potencian. El triángulo amoroso-psicológico que no se cierra -Inés quiere a Estelle, Estelle quiere a un hombre, Garcín no quiere a nadie- se despliega con gravedad sobre la escena. El genial texto de Sartre, sólidamente representado, tortura a los espectadores, les aguijonea la mente, los inquieta en sus butacas.
El peso del eterno devenir de ese infernal monoambiente lo lleva Inés, en una gran actuación de Santanocito. Su fortaleza psíquica no puede darle el amor que quiere pero si una supremacía mental sobre sus vecinos. Garcín, presa del temor a su propia cobardía, cae en sus manos. Estella, necesitada de admiración y sin un espejo donde reflejar su mundana belleza, suplica al hombre del lugar que la adore. Cada uno, existe en y por los otros.
Cargando con sus culpas, llegaron al infierno que no esperaban. La eternidad no será tormento en el cuerpo, sino en el alma. Y cada uno será juez y juzgado, verdugo y condenado, porque "el infierno son los otros". El equilibrio infernal los fuerza a rechazarse y atraerse mutuamente. No pueden vivir sin reprocharse los pecados y tampoco pueden dejar de sufrir por ellos. Se aman y se odia, quieren paz y tormento.
Ruegan que los dejen salir y cuando la puerta se abre se dan cuenta que han elegido la condena. Tan libremente como eligieron sus pecaminosos caminos en vida, así de libres son para elegir flagelarse para toda la eternidad. Para elegir seguir siendo.
A puerta cerrada, ojos bien abiertos, trasmite la tensión y la asfixia del averno sartreano. Ese infierno cotidiano que a veces llamamos vida. Vale la pena verlo una vez más, una buena dosis de tortura existencial nunca está de más.
Marcela Santanocito cuenta también con dos temporadas de "Menguada la hora" de Cesar Rojas, dirigida por Jesús Gómez:
2009- Teatro La Ranchería- Buenos Aires
La amargura y la frustración de dos hermanas atrapadas en una desesperada relación de amor y odio. Menguada la hora, adaptación hecha por César Rojas del cuento “La hora menguada” escrito por Rómulo Gallegos en 1919, nos enfrenta a un drama de dos mujeres a principio de siglo que esperan interminablemente, por el hijo que ya nunca regresará. Viejas y arrugadas aguardan inquietas, infelices en un escandaloso silencio que abruma.
Puede ver algunos vídeos en
CRITICAS N°1:
www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=1185
Por Gabriel Peralta
CRITICAS N°2:
Por Meche Martínez
Dos personajes que cuentan algo más que una historia. Las diferencias se hacen sutiles ante una puesta inteligente, creativa y rápida. La historia muestra la mentira, el engaño y la soledad. Un tercer personaje ausente tan presente que se vuelve necesario y está aunque no se lo vea. Saltos de tiempo que marcan el paso de los años. Impecables juegos corporales que les marca un ritmo especial y bello. El uso de los objetos como títeres de la historia, en todo lo que significa la palabra títeres, dieron un toque más en la suma de virtudes de esta pieza teatral. Un cuento que deja claro que “el dolor se arrastra” y que esta obra es una excelente propuesta.
CRITICAS N°3:
Por Elio Kohaj
Creo que es la primera vez que publicamos dos comentarios de una misma obra. En este caso, la primera vez lo hicimos en junio del 2007. Evidentemente al director le gustó mucho, porque no sólo la repone con otro elenco sino que él mismo hace uno de los papeles. En aquella oportunidad, Gilda Sosa (que fue quien la fue a ver) dijo: Dos hermanas aferradas a los viejos resentimientos ven pasar la vida desde la ventana esperando el regreso de “el hijo”. Este hijo es el fruto del engaño que Amelia le hace a Enriqueta con su marido, el fruto del arrebato que Enriqueta le hace a Amelia negándole la maternidad. Este hijo es la excusa de un odio corrosivo, de un lazo innegable. Los recuerdos de la infancia vuelven una y otra vez para terminar de plasmar el cuadro dramático de “Menguada, la hora”. (…)Una puesta lúcida, de contundentes climas y un muy buen trabajo de utilería, escenografía y vestuario. Aunque yo no haya visto aquella versión, me animo a decir que debe haber mejorado, como un vino al que el tiempo le proporciona más respaldo y un sabor más profundo. Puedo agregar algo más: en la puesta, es muy interesante el tratamiento que se le da a la temporalidad. Y las actuaciones, muy buenas.
2009- Teatro La Ranchería- Buenos Aires
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Por Gabriel Peralta
CRITICAS N°2:
Por Meche Martínez
Dos personajes que cuentan algo más que una historia. Las diferencias se hacen sutiles ante una puesta inteligente, creativa y rápida. La historia muestra la mentira, el engaño y la soledad. Un tercer personaje ausente tan presente que se vuelve necesario y está aunque no se lo vea. Saltos de tiempo que marcan el paso de los años. Impecables juegos corporales que les marca un ritmo especial y bello. El uso de los objetos como títeres de la historia, en todo lo que significa la palabra títeres, dieron un toque más en la suma de virtudes de esta pieza teatral. Un cuento que deja claro que “el dolor se arrastra” y que esta obra es una excelente propuesta.
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Por Gabriel Peralta
CRITICAS N°2:
Por Meche Martínez
Dos personajes que cuentan algo más que una historia. Las diferencias se hacen sutiles ante una puesta inteligente, creativa y rápida. La historia muestra la mentira, el engaño y la soledad. Un tercer personaje ausente tan presente que se vuelve necesario y está aunque no se lo vea. Saltos de tiempo que marcan el paso de los años. Impecables juegos corporales que les marca un ritmo especial y bello. El uso de los objetos como títeres de la historia, en todo lo que significa la palabra títeres, dieron un toque más en la suma de virtudes de esta pieza teatral. Un cuento que deja claro que “el dolor se arrastra” y que esta obra es una excelente propuesta.
CRITICAS N°3:
Por Elio Kohaj
Creo que es la primera vez que publicamos dos comentarios de una misma obra. En este caso, la primera vez lo hicimos en junio del 2007. Evidentemente al director le gustó mucho, porque no sólo la repone con otro elenco sino que él mismo hace uno de los papeles. En aquella oportunidad, Gilda Sosa (que fue quien la fue a ver) dijo: Dos hermanas aferradas a los viejos resentimientos ven pasar la vida desde la ventana esperando el regreso de “el hijo”. Este hijo es el fruto del engaño que Amelia le hace a Enriqueta con su marido, el fruto del arrebato que Enriqueta le hace a Amelia negándole la maternidad. Este hijo es la excusa de un odio corrosivo, de un lazo innegable. Los recuerdos de la infancia vuelven una y otra vez para terminar de plasmar el cuadro dramático de “Menguada, la hora”. (…)Una puesta lúcida, de contundentes climas y un muy buen trabajo de utilería, escenografía y vestuario. Aunque yo no haya visto aquella versión, me animo a decir que debe haber mejorado, como un vino al que el tiempo le proporciona más respaldo y un sabor más profundo. Puedo agregar algo más: en la puesta, es muy interesante el tratamiento que se le da a la temporalidad. Y las actuaciones, muy buenas.